lunes, 13 de febrero de 2012

Si no sabes torear,... para qué te metes

Hace ya algunos años, tuve un trabajo de teleoperadora. Los clientes de cierta compañía llamaban para solicitar información, o algún servicio, a veces directamente, y a veces a través de otro call center de atención al cliente.

Una noche, a una hora bastante intempestiva, llamó una señorita del call center de atención al cliente, que me iba a pasar a una clienta que tenía una consulta que realizarnos. Como era costumbre, y para no volver a marear al cliente pidiéndole los datos, ella me facilitó un número de póliza y el nombre y apellidos de la clienta.

Para que os hagáis una idea, la clienta se llamaba María Etxebarria (no es exacto, pero sí recuerdo que era un apellido de origen vasco) por lo que pedí a la compañera muy amablemente (si, ya sé que eso viniendo de mí es raro, pero me sentía feliz y generosa, desprendida de cariño y amabilidad... y probablemente no estaba ovulando), así que como os iba diciendo, le pedí que me deletreara el apellido.

- G, O, N, Z, A, L, E, Z,.... 

Ante tal desconcierto le pregunto a la chica;   Me lo puedes repetir por favor???
(aquí debería haberla llamado imbécil claro)

Y aquí ya empieza a torcerse la cosa, porque la chica se impacienta, se molesta y con un tono bastante estúpido empieza; 

- A ver,... vamos a ver,... otra vez eh?!,... esto,.... bueno, venga,...

(y yo todavía agilipollada, porque en estado normal la hubiera mandado a la mierda en ese mismo momento, o dejado de analfabeta para arriba, no digo nada.... demasiado buena para ser yo)
La buena muchacha empieza a deletrear, esta vez sí, el apellido correspondiente, pero el momentazo estaba por llegar claro,....

- ... R de Roma, I de Higo,... 
- perdona? (esto yo claro)
- ¿qué pasa, que no sabes escribir?

Hay bonita, en que jardín te has metido....

- A ver mona, YO no sé si sabré escribir o no, pero lo que está claro ES QUE TU NO TIENES NI PUTA IDEA, porque si escribes higo con i,....  en fin, pásame a la clienta, que seguro que acabo antes si se lo pregunto a ella, no sea que me vayas a deletrear LOPEZ y tenga que acabar mandándote a la mierda.


Claro,... lo que yo no sabía es que las llamadas quedaban todas grabadas,....





jueves, 9 de febrero de 2012

Setas,... osea, setas.

Alguien alguna vez debería decirle a ciertas personas, que a veces es mejor meterse la lengua en ciertas partes íntimas, antes que soltar la mayor gilipollez que uno haya llegado a escuchar, pero al igual que hay gente que no tiene espejos en casa y no ve como sale a la calle, hay gente que no tiene barreras mentales, y suelta la primera  idiotez que le cruza la mente. Claro que como decía un profesor que tube hace muchos años; la inteligencia se reparte tirandola con un cazo hacia arriba, y a quien le cae le cae, y a quien no le cae, no le cae.

Nuestro siguiente personaje fue uno de los afortunados seres que en el momento del reparto de la inteligencia por el método del cazo, se había escondido debajo de una piedra móvil.

Estaba yo una vez en un restaurante de un centro comercial de Barcelona ojeando la carta cuando, al ver un plato que podía ser de mi interés, le pregunto al camarero;
- Perdón, las setas a la plancha con alioli, ¿qué setas son?

Atención, porque lo que viene a continuación, ¡es MUY FUERTE!

El camarero, una suerte de niñato con pelo cortado a cazo, latino, y bastante amanerado, me contesta de manera bastante maleducada, y con un aire de superioridad importante;
- Setas, osea, setas,....es que a caso existen varios tipos de setas? ja ja ja

Si es que me lo ponen a huevo,... respuesta:
- ¿Perdón? Pues mira así de pronto se me ocurren champiñones, y níscalo, pero si quieres buscamos en internet y estoy segura de que por lo menos habrá 2 tipos más de setas,... osea, setas.

Camarero huye mirando al suelo, con el rabo entre las piernas,...Camarero 0 - Malicia 1

martes, 7 de febrero de 2012

Más gorda

Bueno, alguien se preguntará el porqué del nombre del blog. Fácil, tiene su orígen en una malicia de hace ya unos años.

En mi "tierna" época estudiantil, por decir algo, estaba a punto de empezar una clase, si no recuerdo mal, de Inglés. Cabe decir, que aunque yo ahora esté tal y como el título del blog describe, en aquel entonces estaba bastante más delgada.
Una compañera no muy agraciada intelectualmente, y de una bonanza importante, se acerca a mi amiga Marta y a mi (vamos a bautizarla así, de un modo anónimo). Al oír que yo le decía a ésta, "me apreta este pantalón, estoy gorda!" (vale, ya sé que eso no denota una gran inteligencia de mi parte, pero todos tenemos momentos de flaqueza) pues se acerca como iba diciendo, y nos suelta,
"joder tia, si tu estás gorda, ¡¡¿¿yo que estoy??!!.

Ni os describo la cara que se le quedó cuando le dije; MÁS GORDA,...

Punto número uno, que yo esté gorda no excluye que tu puedas estarlo.
Punto número dos, ¡hay más grados de gordura! Puedes estar gorda, menos gorda, un poco más gorda, o ¡mucho más gorda!

sábado, 4 de febrero de 2012

El orígen del mal

No, no hace referencia al título de la novela de Thomas Harris... aunque bien podría ser cualquier película de serie B, de esas de domingo por la tarde en el sofá, los títulos de las cuales siempre acaban en fatal, mortal o letal.

El orígen del mal se refiere al nacimiento de esa malicia interna, que crece dentro de todos nosotros, aunque quizá sólo algunos la llevemos a su máximo esplendor.

Yo siempre he sido mordaz (según la RAE, malignidad ingeniosa). La sátira es mi segundo idioma. Sin ironía, la vida sería aburrida, pero claro, estas son "cualidades" que se desarrollan con los años, pero el mal,... el mal siempre ha estado ahí.

De pequeña mis padres me compraban alguna vez una bolsa de patatas, de esas Matutano de 25 pesetas, las que vendían en los quioscos de barrio. Y cuando alguna vez a mi madre se le ocurría pedirme una patata, yo rebuscaba por toda la bolsa, hasta encontrar esa patata, que con tanto cariño los fabricantes deben seleccionar para que aparezca siempre una en cada bolsa, negruzca, como chamuscada, sin surcos ni forma alguna, y cuando la encontraba, se la regalaba con una amplia sonrisa a mi madre, que la pobre sólo acertaba a decir; "eres una judía".