viernes, 5 de octubre de 2012

Hippies, chonies, drogas y demás

Hace años, cuando todavía los alumnos creíamos que ir a la universidad nos iba a servir para algo en el futuro (fíjate qué desencaminados íbamos, que hasta pensábamos que nos serviría para encontrar un trabajo y poder comprar un piso... ja! un piso!) bueno, que me desvío, pues hace unos años, alguien maravilloso se le ocurrió que la mejor asignatura que podían colocar en 2ndo de Bachillerato, justo antes de la temida Selectividad, no podía ser otra mejor que "Ciencias de la Tierra".

Dicho así, hasta queda científico, y puede parecer medio interesante... pero cuando empiezas la asignatura y el temario se basa en predecir el tiempo con mapas de isobaras, o describir eternamente lo que es una población, o la ecología, o por qué no deberíamos enterrar una pila en un huerto de donde pretendamos luego comer tomates,... pues la cosa empieza a torcerse.

Ahora añadimos un ingrediente más. Un señor que aspiraba a ser cura, pero que por meterla donde no debe (sí, tal cual), lo obligan a casarse y ejercer de docente, llega un buen día a director de un maravilloso centro de educación, donde de entre todos los preparadísimos docentes, y elije a una hippy, que no es que va fumada, es que parece que ella misma es Londres y su niebla, y que neuronas le deben quedar más bien pocas, para ser tu profesora de esa maravillosa asignatura, ahora ya convertida en Ciencias de la Madre Naturaleza, pajaritos por aquí, pajaritos por allí,...

A ésta señora, que el tiempo se ha encargado de borrar en reiteradas veces su nombre de mi cabeza, a quien yo me refería en su día como "la guarra", sólo se le ocurrían cosas como meternos en un río contaminado hasta las trancas, pisando lodo podrido de desembocadura de polígono industrial a buscar animalitos (sólo había ratas) y a analizar el agua (sólo os digo que del escaso movimiento del agua ya hacía espuma de la fabrica de detergentes de un kilómetro más arriba), ah! y a medir la profundidad del río (para esto metió al compañero más bajito de la clase dentro del rio con una vara.... (para que luego digan que Jose Mota es original, JA!)

Lo mejor de todo eran los exámenes. Esto merece un punto y a parte.
Si tenías la suerte de que no se olvidara que había examen, podía ser que llegara una hora tarde y que lo hubiera traído y pudieras hacer media parte de examen antes de acabar la hora... pero claro... esos exámenes no llegaban a estar corregidos nunca antes del final de la evaluación,... de hecho ni siquiera antes de 4 o 5 meses... es que "la guarra" tenía mucho trabajo (cultivando hachís claro).
Pero lo mejor de todo es que una vez corregidos, podía ser que la nota final del examen, no fuera una suma de las puntuaciones de las preguntas que lo componían... porque a veces, simplemente no sumaba todas las preguntas... lo que es la memoria.... (y la falta de materia gris)

Así que después de 5 meses esperando la nota de un maldito examen, y después de un decepcionante e immerecido 6, cuando me doy cuenta que falta una hoja entera por sumar, me dispongo a revisar con la profesora el examen. Parece ser que ésto, molesta a una choni con cara de cerdita Peggy, que considera que primero tienen más derecho a reclamar los que han suspendido, y quieren rascar decimas en cada pregunta, por si pueden llegar a un mediocre 5, que tampoco le va a servir para nada, a menos que quiera estudiar matemáticas puras en Vic cuando acabe el Bachillerato, ...

- Jo tía, (que choni suena esto ya de por sí), pues deberíamos reclamar las que hemos suspendido, tu al menos has aprobado no? Qué más quieres?
 (¿Te hago una lista de personas a las que podrían expulsar del instituto y eliminar su capacidad de reproducción por el bien de la sociedad?)

- A ver como te lo explico para que me entiendas (no es una frase hecha, es un serio propósito de hacerme entender por un ser analfabeto), cuando tu entras a la clase para hacer un examen piensas, ojalá apruebe. Cuando yo entro por esa misma puerta, yo ya he aprobado y pienso, ojalá saque un 10. Y todo lo que sea inferior a eso, no me va a dejar satisfecha.

Por mera intención de no ganarme la expulsión completa, no añadí; 
Pero si encima, tengo un 6 cuando en realidad es un 9, y la yonki fuma-colillas de tu profesora no ha sido capaz de encontrar una calculadora en 5 meses, o a estar lo suficientemente consciente como para darse cuenta que el examen tiene tres hojas, y no dos,... cariño, siéntate con tu 4,5 de mierda y da gracias por no sacar un dos después de escribir "haiga, si lo fuese sabío, o que la anorexia se trata con antibioticos".


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